sábado, 14 de enero de 2023



8 EDUCACION

La interacción virtual nos hace menos creativos.

Durante las videollamadas se producen menos ideas creativas que en persona, según un nuevo estudio que destaca que la calidad de las mismas sin embargo se mantiene. La razón es que la comunicación se centra en una pantalla, lo que reduce el enfoque cognitivo y la generación de ideas. En cambio, otros trabajos colaborativos no se ven afectados, e incluso parece que salen beneficiados por las condiciones virtuales.




Un hombre realiza una reunión de trabajo en línea. / Unsplash

Durante la pandemia de la covid-19 millones de personas han tenido que trabajar desde casa de forma indefinida y acostumbrarse a colaborar virtualmente mediante tecnologías de videoconferencia. Una vez que termine la crisis sanitaria, se estima que el 20 % de los días laborables en EE UU se podrán realizar desde casa. Además, las principales empresas de diversos sectores −como Google o Amazon− han aumentado la flexibilidad de sus políticas de teletrabajo. Sin embargo, aún se desconocen los efectos del abandono de las interacciones en persona y cómo esto puede afectar a la creatividad y la innovación.

A la hora de seleccionar qué idea era la más creativa, los investigadores se toparon con algo curioso: los grupos virtuales no eran menos eficientes que los presenciales

Ahora una nueva investigación arroja luz sobre este asunto. El trabajo, publicado en la revista Nature, revela que durante las videollamadas se producen menos ideas creativas que de forma presencial. Para llegar a estas conclusiones, Melanie Brucks, de la Escuela de Negocios de la Universidad de Columbia, y Jonathan Levav, de la Escuela de Negocios de la Universidad de Stanford (ambas en EE UU), reclutaron a 1.490 personas en cinco países de una empresa de infraestructuras de telecomunicaciones: Europa, Oriente Medio y el sur de Asia.

Durante el experimento, los participantes fueron emparejados al azar, cara a cara o por videollamada, y se les pidió que crearan ideas de producto y que eligieran una para presentarla como futura innovación de producto para la empresa.

Los autores descubrieron que las parejas que realizaron el experimento en persona produjeron más ideas, y más creativas, en comparación con las parejas virtuales. “Hay una diferencia de 2,5 ideas: los grupos presenciales generan unas 16 o 17, mientras que los virtuales producen entre 13 y 15”, indica Brucks.

Sin embargo, a la hora de seleccionar qué idea era la más creativa, los investigadores se toparon con algo curioso: los grupos virtuales no eran menos eficientes que los presenciales. Además, los datos preliminares apuntan a que las condiciones virtuales podrían ser incluso mejores en estos casos.

Brainstorming en videollamadas

Brucks y Levav descubrieron que estos resultados se debían a las diferencias en la naturaleza física de las interacciones por videollamada y en persona. Los datos obtenidos con tecnologías de seguimiento ocular revelaron que los grupos virtuales pasan más tiempo mirando directamente a su compañero, en lugar de mirar alrededor de la habitación.

“Cuando hablamos virtualmente, nuestro entorno compartido se limita a la pantalla. Pensamos que esto podría conducir a una mayor concentración, lo que debería perjudicar la generación de ideas porque, en realidad, somos más creativos cuando estamos desconcentrados y libres”, señala Brucks.

El entorno compartido por los compañeros virtuales se limita a la pantalla, lo que podría conducir a una mayor concentración y reduciría la generación de ideas

Las videollamadas centran la comunicación en una pantalla, lo que reduce el enfoque cognitivo −procesos mentales como la memoria, el pensamiento y la resolución de problemas, entre otros− y la generación de ideas creativas. Sin embargo, como la evaluación crítica de las ideas creativas utiliza un proceso intelectual diferente, no se ve afectada por el menor enfoque cognitivo.

Los hallazgos sugieren que el trabajo creativo puede beneficiarse de las reuniones en persona, ya que las interacciones virtuales conllevarían un coste cognitivo. En cambio, otros tipos de colaboración pueden no verse afectados.

Por tanto, no es que las conversaciones presenciales o en línea sean siempre mejores o peores, sino que es posible que tengamos que ajustarnos en función de lo que queramos conseguir. Por ejemplo, Brucks sugiere que se apague la cámara del ordenador durante los procesos de generación de ideas para así poder caminar y mirar alrededor, lo que nos ayudaría a ser más creativos.

Referencia:

Brucks & Levav (2022) “Virtual communication curbs creative idea generation”. Nature

Fuente:
SINC


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Observatorio de Astroturismo

Charles Messier de Quilpué


¿Qué es una nebulosa?
Tipos de nebulosas

Hace un tiempo hablamos de qué se puede ver a través del telescopio. Hoy queremos entrar en detalle sobre qué tipos de nebulosas existen en el cielo, cómo se ven y cuáles son sus diferencias.

¿Qué es una nebulosa?

Antes de entrar a clasificar los tipos de nebulosas, conviene definir qué entendemos por nebulosa en astronomía.

Las nebulosas son grandes nubes formadas principalmente de gas y polvo. El gas que las forma es fundamentalmente hidrógeno y helio, pero no por ello las nebulosas son siempre iguales. Así pues, existen nebulosas de tipos muy diferentes, tanto por sus características como por su origen. En este sentido encontramos nebulosas con orígenes totalmente opuestos. Por ejemplo, existen nebulosas de las que nacen las estrellas y nebulosas que se forman cuando muere una estrella.

Tipos de nebulosas en astronomía

Podemos observar en el cielo cientos o miles de nebulosas. Sin embargo, solo existen unos pocos tipos de nebulosas. Así, dentro de las nebulosas encontramos nebulosas de emisión, nebulosas de reflexión, nebulosas oscuras, nebulosas planetarias y remanentes de supernova.

Nebulosas de emisión
Nebulosa del Águila




Las nebulosas de emisión son aquellas que brillan con luz propia. Las estrellas cercanas excitan el gas de la nebulosa, provocando su ionización. De esta forma, el gas de la nebulosa es capaz de emitir luz en distintas longitudes de onda en función del gas que las forma y de la energía que recibe de las estrellas de alrededor.

Estas nebulosas son generalmente las más brillantes y espectaculares. Su forma es irregular, pero siempre aparecerán rodeadas de estrellas. Este tipo de nebulosas abundan en las cercanías del centro galáctico, por lo que durante el verano es cuando podemos observar muchas más. Uno de los ejemplos más típicos es la Nebulosa del Omega, también conocida como nebulosa del Cisne o M17.

Nebulosas de reflexión
Nebulosa de reflexión. M17 o Nebulosa del Cisne



Las nebulosas de reflexión no reciben suficiente energía de las estrellas cercanas como para emitir luz propia. Sin embargo, sí que son capaces de reflejar la luz de las estrellas próximas. Estas nebulosas son generalmente de colores azulados, aunque también podemos encontrar nebulosas de reflexión de otros colores como en el caso de Rho Ophiuchi.

Este tipo de nebulosas no son tan brillantes, por lo que suelen resultar más difíciles de observar. El ejemplo típico de nebulosa de reflexión lo encontramos en Las Pléyades. Este cúmulo de estrellas aún muestra parte de la nebulosa de la que han surgido las estrellas. Precisamente, estas estrellas, jóvenes y azuladas, son las que iluminan la nube de gas que queda a su alrededor. Desde un cielo oscuro y a través de un telescopio podremos ver esta nebulosidad rodeando el cúmulo de estrellas.

Nebulosas de emisión y reflexión
Pléyades de Marco Lorenzi – Nebulosa de reflexión



Esta clasificación no es cerrada y, en ocasiones puede haber nebulosas que entren en dos o más categorías. Un ejemplo muy claro es la nebulosa de Orión, que combina regiones de emisión y de reflexión. El centro de la nebulosa es iluminado por las estrellas jóvenes que forman el conocido “trapecio”, mientras que el resto de la nebulosa emite luz propia. De hecho, es una de las nebulosas de emisión más brillantes y espectaculares del cielo.


Nebulosas oscuras o de absorción
Nebulosa de Orión



Las nebulosas oscuras no están asociadas a ninguna estrella. Por tanto, no están ionizadas ni reflejan la luz de ningún astro. Así pues, una nebulosa oscura es una zona de gas y polvo interestelar que no brilla ni emite luz. A través del telescopio aparecerá como una región oscura que oculta las estrellas o el gas que tiene detrás.

Una de las nebulosas de absorción más conocidas es la nebulosa Cabeza de Caballo. Sin embargo, no es la única nebulosa oscura que existe. Por ejemplo, en nuestra Vía Láctea encontramos zonas de gas oscuras que ocultan grandes zonas del cielo, dando la sensación de que en esas regiones hay menos estrellas. La más fácil de ver es quizá el denominado “Saco de Carbón”.


Nebulosas planetarias
Nebulosa oscura – Cabeza de caballo



Las nebulosas planetarias son muy diferentes al resto de nebulosas debido a su origen. Sin embargo, son nebulosas de emisión, ya que la nube de gas brilla por sí misma al estar ionizada por la energía que emite los restos (enana blanca) de la estrella que las genera. En este caso la nube de gas se genera por el paulatino e imparable crecimiento de las capas externas de la estrella, hasta el punto en el que dichas capas se separan por completo del núcleo estelar.

Estas nebulosas son, por tanto, mucho más pequeñas y menos brillantes. Su nombre puede llevar a confusión, ya que la única relación con los planetas es que a través del telescopio suelen verse con formas redondas y de pequeño tamaño, siendo similares a un planeta. Personalmente, este nombre me parece un grave error ya que, en realidad, no tienen nada que ver con los planetas.

Existen muchos ejemplos conocidos de nebulosas planetarias. La nebulosa del ojo de gato, la del esquimal, la hélice, etc. En este caso os mostramos una imagen de M57, la Nebulosa del Anillo, a la que siempre echamos un vistazo en nuestras observaciones astronómicas durante el verano.


Remanentes de supernova
M57, Nebulosa del Anillo – nebulosa planetaria



En cambio, las estrellas muy masivas terminan su vida de manera mucho más violenta en forma de supernovas. El destino final de la estrella suele ser una estrella de neutrones o un agujero negro, y la nebulosa que genera es diferente a las nebulosas planetarias. En este caso la explosión es mucho más violenta y esto se ve reflejado en la nebulosa. Se pueden apreciar estructuras debidas a las ondas de choque de la explosión y formas más caóticas.

Hay dos ejemplos de remanentes de supernova que son muy llamativos y que acostumbramos a enseñar en nuestros cursos y observaciones. Son la nebulosa del Cangrejo, visible en invierno y primavera. Y la nebulosa de los velos, visible en verano desde cielos oscuros.

Nebulosa del Cangrejo – Remanente de Supernova


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