Parte C
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RADIO KOSMOS CHILE: Agua y los Orígenes del Universo. -EVOLUCIÓN DEL GÉNERO HOMO Por Camilo González Ruilova (IG:@cgonzalezruilova), doctorando de la Universidad Diego Portales y colaborador de la Fundación Chilena de Astronomía, fue publicada originalmente por el diario La Tercera / Qué Pasa. https://www.fuchas.cl/agua-y-los-origenes-del-universo/ “El agua es vida” Parece cliché, pero
la frase “El agua es vida”, que frecuentemente escuchamos o leemos en
distintos contextos y motivos, es una gran verdad que realza el valor de este
compuesto químico, que en estado líquido es de necesidad vital para los
humanos y los seres vivos en general. Hace unos días se publicó un estudio en la revista Nature, acerca del origen del agua alrededor de una estrella similar al Sol. Los resultados de la investigación mostraron que el agua estaría presente inclusive antes de la formación de las estrellas y los planetas que las orbitan. Las zonas de formación estelar son grandes nubes de polvo y gas, formadas por la explosión final (supernova) de una estrella muy masiva, varias veces la masa del Sol, en donde la estrella moribunda en un acto propio de una película de acción hollywoodense, dispersará todo el material del que está compuesta, formando estas nubes que serán la cuna para futuras nuevas estrellas. Es por esto que cuando las estrellas comienzan a formarse, usan como nutrientes todo el material que disponen a su alrededor y que es parte de la nube, incluyendo variados elementos y compuestos químicos como el agua, o moléculas que al interactuar podrían generar agua. Es así como todo ese material empieza una danza circular alrededor de las estrellas super jóvenes que comienzan su etapa de crecimiento, formando un disco protoplanetario, donde a su vez, y varios miles de años después, se formarán los planetas que orbiten esa estrella. Entonces, volviendo al descubrimiento con el que partimos, el estudio de estrellas jóvenes con un disco protoplanetario donde aún no se forman los planetas, se vuelve algo indispensable y lógico a la hora de entender cómo se formó nuestro Sistema Solar y los materiales que fueron parte de su creación. De esta forma, detectando agua alrededor de estrellas muy jóvenes, este grupo de científicos —con participación nacional—, logró concluir que el agua es uno de los ladrillos fundamentales en la creación de sistemas planetarios, y que, en nuestro caso, existía incluso antes de que se formara el Sol y la Tierra. El pasado 22 de marzo se celebró internacionalmente el día mundial del agua, con el fin de tomar conciencia y discutir acerca del uso y disponibilidad del agua potable en el planeta. Grande fue mi sorpresa al enterarme de las cifras respecto de la distribución y cantidad de agua existente en la Tierra: toda el agua potable disponible cabría como una gran gota sobre la superficie de Estados Unidos. Dicho de otro modo, si la gente del mundo estuviese representada por solo 100 personas, entre 50 y 60 de ellas podrían acceder al agua potable, sin contaminantes y de forma barata, y todo el resto tendría que pagar altas cifras de dinero, o simplemente arriesgarse a beber agua sucia con un alto riesgo de no sobrevivir. Entre astrónomos siempre discutimos lo difícil que es mostrar a la gente las distancias o tamaños de los diferentes objetos del Universo, porque son dimensiones tan poco familiares para nosotros, que nos cuesta mucho trabajo siquiera imaginar estas magnitudes. Lo mismo me pasó con los informes que leí acerca del agua. Algo que es tan natural para nosotros, como abrir el grifo cada día para beber o lavar, hace que menospreciemos el valor de este líquido vital. Volviendo a la investigación científica con la que empecé esta columna, el agua detectada se encontraba en forma gaseosa, por lo que en las partes más alejadas de la joven estrella se podría congelar y quedar incrustada en los granos de polvo o pequeñas rocas del disco protoplanetario. Con esto, no solo sabemos que el agua existía antes que la Tierra, sino también que probablemente llegó junto con cometas o asteroides desde la parte más externa del Sistema Solar, lo que se especulaba desde hace mucho tiempo. Además, desde el punto de vista biológico, sabemos que el agua fue fundamental en la aparición de vida en nuestro planeta, ayudando en reacciones químicas que constituyeron a los primeros seres vivos, y que es indispensable para que los humanos podamos sobrevivir. Al final de cuentas es más fácil morir de sed que de hambre. Teniendo en cuenta
que gran parte del agua en la Tierra pudo venir desde el espacio, y que muy
poca de esa agua es potable, no pude más que sentirme culpable al recordar
todas las veces que dejaba la llave del baño abierta mientras me lavaba los
dientes, o de todas las veces que usaba la lavadora con muy poca ropa dentro.
Es así como nos damos cuenta de que en el Universo hay agua en muchísimas
partes, pero así mismo, perdemos la noción de su gigantesco valor. No pude
sacarme esa frase de la mente durante la última semana: “El agua es vida”. El ciclo del agua animado: https://youtu.be/3Cl6jCDWWYI 1.23 Vida Extraterrestre: Los ojos de Juno Te invitamos a leer esta interesante columna del astrónomo y colaborador de Fuchas, Ronald Mennickent @rmennick que nos invita a conocer cómo la sonda Juno de la NASA puede ayudarnos a entender si hay condiciones para la vida en la luna Europa del planeta Júpiter. https://www.fuchas.cl/vida-extraterrestre-los-ojos-de-juno/ Por Ronald Mennickent Cid ¿Hay vida fuera de nuestro planeta? Esta pregunta que habitó la imaginación de nuestros abuelos y fue casi exclusivamente un tema de ciencia ficción hace 50 años es hoy un motor de desarrollo de la disciplina llamada astrobiología. No está demás reflexionar que muchas veces la imaginación ha ido un paso adelante del desarrollo científico y tecnológico, basta recordar al visionario escritor Julio Verne. Es posible que los mismos procesos físicos y químicos que llevaron al surgimiento de la vida en nuestro planeta hayan ocurrido también en otros mundos. Esta suposición se basa en la premisa que en el universo operan las mismas leyes físicas y que en él se encuentran los mismos elementos químicos presentes en la tierra y su entorno. Sin embargo, se necesitan fuertes condiciones de contorno para que la vida, tal como la conocemos, prospere en un planeta. Para empezar, necesitaríamos agua en estado líquido, lo que define un rango de temperatura y por lo tanto distancia a la cual el planeta sostenedor de vida pueda ubicarse en relación a su estrella. Esto define la «zona habitable» y los planetas extrasolares detectados en dicha zona son especialmente interesantes para la búsqueda de condiciones aptas para la vida. El estudio de las atmósferas planetarias, usando la técnica de espectroscopía diferencial, permite examinar la composición atmosférica y detectar la presencia de oxígeno y otros elementos químicos. En septiembre de 2019 la revista Nature publicó el hallazgo de agua en K2-18b, un planeta algo mayor de la Tierra que orbita una estrella enana roja a 111 años luz de distancia, en la constelación de Leo. Este planeta tiene algo menos que 8 veces la masa de la tierra y un radio de 2,5 veces el radio terrestre. Un análisis elaborado a partir de datos del observatorio espacial Kepler de la NASA sugiere que unos 300 millones de planetas de nuestra galaxia podrían albergar vida. Por otra parte, las condiciones para que la vida alcance los niveles de complejidad que observamos en la tierra no son menores. La existencia de seres cómo nosotros demandamos condiciones especiales, como un escudo planetario protector de radiaciones de alta energía y una estrella relativamente estable a través de millones de años de evolución, sin cambios enormes de luminosidad o erupciones demasiado poderosas. La Tierra cuenta con su campo magnético y su capa de ozono que permiten un grado de protección y además el sol es una estrella cuya luminosidad ha sido relativamente estable durante eones. También se requiere una órbita planetaria no demasiado excéntrica, para garantizar la estabilidad térmica del planeta. Con una excentricidad de 0,017 esto lo cumple nuestro planeta muy bien. Pero fuera de la zona habitable del sistema solar, y en las profundidades de algunas de lunas de los planetas gigantes, pueden existir condiciones propicias para albergar vida, al menos microscópica. Nos referimos, por ejemplo, a la luna Enceladus de Saturno y a la luna Europa, de Júpiter. Europa es la sexta luna más grande del sistema solar, un poco más pequeña que la luna de la Tierra. Los modelos dicen que sí escarbamos lo suficiente la superficie helada de Europa, unos 10 kilómetros, llegaremos a un océano de agua líquida de 170 kilómetros de profundidad, donde presumiblemente podrían darse condiciones para la evolución de formas marítimas de vida. Evidencia de existencia de dichos océanos se observa en enormes géiseres que emergen desde el interior de Europa a través de fracturas expuestas al medio interplanetario. Recientemente, la sonda espacial de la NASA Juno ha
sobrevolado Europa a unos 350 km de distancia. Su nombre evoca la mitología
romana donde Juno era la diosa del matrimonio, la fertilidad y la familia y
era esposa y hermana de Júpiter, el principal dios. Juno comenzó su viaje el 5 de agosto de 2011 en Cabo Cañaveral en Florida, y llegó a Júpiter el 4 de julio de 2016. Desde entonces ha explorado a Júpiter y sus satélites. Se espera que Juno, propulsada con energía solar, obtenga algunas de las imágenes de mayor resolución jamás tomadas de partes de la superficie de Europa, y recopile datos sobre su interior, composición superficial e ionosfera. Como un primer paso, estamos acercándonos a los ambientes del sistema solar más cercanos donde pudiese haber vida. La sonda espacial Juno nos ayuda en nuestra aventura, llevando de alguna manera nuestros ojos para escudriñar la superficie agrietada y helada de Europa. Juno lleva cámaras de alta resolución que permiten adquirir imágenes de la superficie en lugares de alta peligrosidad para el ser humano. Un explorador humano, sin la protección adecuada, moriría sometido a las altas dosis de radiación provenientes de Júpiter. Europa recibe cada día 1800 veces la dosis de radiación promedio que recibe un ser humano en un año a nivel del mar. Bajo su corteza helada, sin embargo, las aguas de un océano antiguo, eventualmente temperadas por fuentes hidrotermales, podrían estar llenas de organismos vivos desconocidos. Quién sabe si este océano y su contenido sean una reserva de soluciones para problemas de la humanidad. Solamente la investigación futura podrá comprobar esta posibilidad. ************************************************************ Columna publicada en Emol -Crédito imagen: Nasa JPL/Caltech -Congreso Futuro 2023: Atacama Ventana
al Universo https://youtu.be/TwtI8PDjqHw 18.39 -Juan Carlos Beamín
sobre: Los Peligros del Universo https://www.youtube.com/live/2uNvT6BkCZY?feature=share 55.24 -José Utreras, conocido
en el mundo de la ilustración científica como "El Planeta Errante” https://youtu.be/qqB4wSDdi2c 1.13.076 ¿Está Nuestro Futuro en el
Espacio? Un recorrido por la
historia del universo para responder la pregunta ¿Está Nuestro Futuro en el
Espacio? Clase magistral del presidente de la Fundación Chilena de
Astronomía, Mario Hamuy, durante la Inauguración Año Académico 2021 del
Instituto de Chile, que agrupa a las academias del país (Academia Chilena de
la Lengua, Academia Chilena de la Historia, Academia Chilena de Ciencias,
Academia Chilena de Ciencias Sociales, Políticas y Morales, Academia Chilena
de Medicina y Academia Chilena de Bellas Artes. https://youtu.be/-OUg_zpM_HA 40.00 |
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CENCIENTECNO: -CANTO DEL AGUA HISTORIA Y VIDA EN EL DESIERTO. Canto del Agua se encuentra en la provincia del Huasco. Llano del lagarto es el sector estudiado en esta parte de la investigación, que da cuenta de cómo hombres y mujeres lo han habitado y recorrido a través del tiempo. https://youtu.be/4EE_K_9HdXg 40.54 -El Loa la vida junto al agua. El río Loa. En el norte de Chile, un hilo de vida cruza el desierto más árido del mundo. En las huellas caravaneras transitadas por otros hombres en siglos anteriores y en la vida cotidiana de la gente del desierto, es posible constatar el valor del agua y su relación milenaria con el hombre. La búsqueda conducida por Lautaro Nuñez, Premio Nacional de Historia, se convierte en una extraordinaria aventura arqueológica y también en la constatación trágica de la destrucción de un ecosistema milenario. https://youtu.be/ZXPZyUZvOKU 55.17 -Agua y arena: Una travesía por el Desierto de Atacama. El documental "Agua y arena: una travesía por el Desierto de Atacama" narra la historia del agua en este árido territorio, pasando desde las lluvias ocurridas hace más de 17.000 años, y que cargaron las napas subterráneas, hasta el cómo los humanos de hoy utilizan este recurso hídrico cada vez más escaso debido a su uso urbano, agrícola y minero. Tiene como anfitrión al destacado divulgador científico y Premio Nacional de Ciencias Exactas 1993, Eric Goles, y contó con la participación de importantes investigadores nacionales, como Victoria Castro, Pablo Osses, Calogero Santoro, Lautaro Núñez y muchos más, todos aportando, desde su disciplina, para el mejoramiento del uso del agua. https://youtu.be/zS8_HenHF8M 52.35 |
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CAMBIO CLIMATICO: Cambio climático: La preocupación por el planeta no puede parar. La experiencia muestra que la crisis ambiental debe ser
atendida a la par de la crisis económica y social. Ninguna es más urgente que
la otra. El gran desafío que tenemos como sociedad es la necesidad de
afrontar la realidad que vivimos en todas sus dimensiones. Los últimos años han ido acompañados de crisis sanitarias, sociales y políticas que han tenido impactos importantes en la calidad de vida de las personas. No solo hemos observado caídas en la producción y el empleo, sino que también la reaparición de la inflación, un fenómeno prácticamente ausente en muchos países como Chile. La inflación se debe a causas internacionales provocadas por la pandemia y luego por la guerra y también a respuestas de política interna de los países frente a las crisis. Todas estas situaciones han sucedido en un contexto en que el planeta ya enfrentaba desafíos urgentes en temas de crisis de sustentabilidad ambiental y social. La comunidad científica ha levantado llamados importantes en áreas asociadas a diversos límites planetarios. Por ejemplo, los reportes sobre cambio climático a través del IPCC de la ONU (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático). A lo anterior se suman también situaciones sociales complejas, que van desde pobreza alta en algunas zonas del mundo a conflictos sociales importantes relacionados con insatisfacción de la población. Podemos mencionar aquí el estallido social de 2019 de Chile y, por ejemplo, fenómenos como el de los chalecos amarillos en Francia. En este contexto, han surgido voces para poner “en pausa” la
prioridad de las preocupaciones del planeta por la sustentabilidad, en
particular, la dimensión ambiental de la misma, a fin de centrarse en
controlar los desafíos sociales relacionados con la producción, el empleo y
la inflación. ¿Tienen sentido estas posiciones desde lo empírico y
conceptual? Para ello es interesante dar un paso atrás y considerar
diferentes aproximaciones al desarrollo sustentable. Mi conclusión es que
estamos en un momento en que es muy difícil separar ambas dimensiones. Por ejemplo, esto se concluye de considerar la definición de
sustentabilidad implícita en la Agenda 2030 de la ONU y los 17 Objetivos para
el Desarrollo Sostenible, que buscan avanzar a una sociedad más justa y desarrollada
dentro de los límites ecológicos. También, a partir de la aproximación de la
Doctrina Social de la Iglesia en sus encíclicas Laudato si’ y Fratelli Tutti
(en la primera se afirma que “el análisis de los problemas ambientales es
inseparable del análisis de los contextos humanos, familiares, laborales,
urbanos y de la relación de cada persona consigo misma (141)”; “no hay dos
crisis separadas, una ambiental y la otra social, sino una única y compleja
crisis socioambiental (139)”). El mismo razonamiento ocurre en aproximaciones
basadas en evidencia empírica sobre las relaciones entre límites planetarios
y las posibilidades de producción y sus efectos en aspectos económicos y
sociales (Albagli E.; y Vial J.; 2022; Dasgupta, P.; 2021 o en J-PAL, 2022). Así, quienes quieran mirar los problemas ambientales como
separados de aquellos relacionados con la economía y con la sociedad estarán
dando respuestas que en el corto plazo son relevantes, pero que tendrán
consecuencias negativas en la otra dimensión. Esto ocurre en ambos sentidos:
por un lado, desatender aspectos ambientales por privilegiar aspectos
económicos, pero también no considerar ámbitos políticos, sociales y
económicos cuando se proponen medidas ambientales (como nos enseña, por
ejemplo, el caso de los chalecos amarillos en Francia). En otras palabras, el
gran desafío que enfrentamos como planeta es cómo resolvemos las dos cosas
“al mismo tiempo”. Es un reto importante y monumental en el que, basado en
evidencia empírica disponible desde mi área, estoy en el lado de quienes
tiene esperanza realista sobre nuestra capacidad de resolverlo. Pero mientras
más nos demoremos más difícil será. Cambio climático: todavía es posible de revertir https://revistauniversitaria.uc.cl/especial/cambio-climatico-todavia-es-posible-de-revertir/9039/
La evidencia científica es contundente: el calentamiento
observado en el planeta es producto de la actividad humana y este tiene y
tendrá un enorme impacto sobre el funcionamiento del sistema terrestre. Por
ello, se debe propiciar un cambio radical en la forma en que se desarrollan
las actividades agrícolas, ganaderas y forestales, y en cómo se genera
energía para los procesos industriales. Hay que actuar ahora, con decisiones
transformadoras. Nuestro planeta está vivo. Todos sus componentes son esenciales
para posibilitar la existencia, tal como la conocemos. Tiene una historia de
profundos cambios asociados a las modificaciones que han sufrido los
distintos componentes del denominado sistema terrestre: hidrósfera, geosfera,
biósfera, atmósfera y criosfera. La composición de la atmósfera, por ejemplo, ha cambiado
repetidas veces a lo largo de sus más de 4.500 millones de años, desde una
atmósfera reductora, con hidrógeno, helio, metano, amonio y agua, a una
dominada por nitrógeno y oxígeno. Esta modificación en su composición es, en
gran medida, producto de la vida y del surgimiento de grandes innovaciones
biológicas como, por ejemplo, la fotosíntesis, que permite capturar la
energía solar en compuestos ricos en carbono y transferir esta energía para
alimentar a una gran diversidad de organismos y procesos biológicos que sustentan
nuestra vida y hacen posible la existencia humana, incluyendo nuestros
sistemas sociales y económicos. Nuestra especie es producto de la evolución del planeta. Somos
un fenómeno planetario y estamos insertos en la naturaleza. Este es un hecho
de la causa que lleva consigo una serie de consecuencias. Entre otras, que
todo aquello que hacemos en la Tierra tiene impactos sobre su funcionamiento
y sobre nosotros. Qué más claro que la crisis climática que enfrentamos, que
representa la consecuencia de nuestra manera de estar en el mundo. A partir de la revolución industrial, asociada a la invención
de las máquinas y procesos que funcionan con combustibles fósiles y, en
particular, a su escala planetaria a partir de 1950, se produce lo que se
denomina la gran aceleración en nuestra transformación del planeta y, como
consecuencia, una profunda transformación en el ciclo del carbono. Este se
acumula en forma de CO2 en nuestra atmósfera, junto con otros gases de efecto
invernadero, como el óxido nitroso y el metano, y genera un calentamiento
global que hasta la fecha se estima en 1 ºC. De hecho, las actuales
concentraciones de carbono atmosférico son comparables a las experimentadas
por nuestro planeta hace 2,5 millones de años. Durante ese tiempo, el Ártico
era apreciablemente más cálido, con temperaturas que se estiman sobre los 15
ºC, y el nivel del mar era 20 metros más alto que en el presente. De no
revertir esta situación, podemos enfrentar serias consecuencias en nuestro
modo de vida. Fotografía muestra el polo ártico en un antes y después: con
hielo y luego el derretimiento EL EFECTO INVERNADERO: UNA VERDAD CIENTÍFICA Lo que sabemos respecto del cambio climático es parte de
nuestro acervo científico y representa casi doscientos años de investigación
interdisciplinaria. Desde que Joseph Fourier, el gran matemático y físico
francés, postulara en 1837 que el clima de la Tierra era determinado por el
balance entre la energía solar que entra y la que se refleja. Esta idea, que
fue elaborada en 1838 por Claude Pouillet, llevó a afirmar que la absorción
del calor en la atmósfera hace posible que esta tenga una temperatura mucho
mayor, que se estima en 15 ºC. Posteriormente, en 1856, la estadounidense Eunice Foot planteó
que la atmósfera juega un rol relevante en el clima y que los gases que ella
contiene son los que absorben el calor. La científica y activista demostró
con sus experimentos que el vapor de agua y el CO2 son capaces de absorber el
calor. Sin embargo, como sucede demasiado a menudo, este
descubrimiento se le atribuyó al físico irlandés John Tyndall, quien en 1865
midió la absorción de calor de distintos gases, incluidos el CO2 y el vapor
de agua, y señaló su importancia en la temperatura y en el clima de la
Tierra. Así, Tyndall junto a Eunice Foot sentaron las bases de lo que
ahora denominamos efecto invernadero: el calentamiento de nuestra atmósfera
producto de la absorción de la energía solar reflejada por la tierra y el
océano, en los gases que la componen, principalmente dióxido carbónico (CO2),
metano (CH4) y óxido nitroso (NO2). El efecto invernadero, que se conoce hace
163 años, ha sido medido en la atmósfera y reproducido en el laboratorio, por
lo que constituye una verdad científica indiscutible. En el mismo tiempo en
que se sentaban las bases científicas del concepto anterior, Louis Agassiz
sugirió (en 1840) que grandes extensiones de los continentes del hemisferio
norte han estado cubiertas por masas de hielo o glaciares, cuyo movimiento ha
quedado “registrado” en la forma de los valles y en las rocas. En Suecia, Gerhard De Geer realizó un gran descubrimiento, la
posibilidad de datar eventos geológicos a través del estudio de los
sedimentos lacustres. Esto permitió darnos cuenta de que la última era
glacial terminó hace 10.000 años y constatar que el clima cambió durante la
historia de la Tierra. La hipótesis que prevalecía en estos tiempos le
atribuía un rol dominante a las modificaciones en la elipticidad de la órbita
terrestre. Sin embargo, el físico y meteorólogo sueco Svante Arrhenius se dio
cuenta de la existencia de mecanismos de retroalimentación que podrían dar
cuenta de cambios en el clima. En particular, señaló que el calentamiento de
la atmósfera a causa de un incremento en CO2 generará que se eleve también el
vapor de agua, producto de una mayor evaporación, lo cual, a su vez, causaría
mayor calentamiento. Lo contrario, el enfriamiento, pasaría si decreciera la
concentración de CO2. Para demostrar esto, Arrhenius tuvo que hacer
mediciones precisas del efecto invernadero. Arrhenius realizó estos cálculos en el año 1896 y cuantificó
por primera vez el cambio esperado en la temperatura para incrementos y
decrecimientos de las concentraciones de CO2 en la atmósfera (desde 0,67 a 3
veces el nivel basal). Uno de sus descubrimientos fue que si doblamos la
cantidad de CO2 en la atmósfera, la temperatura se incrementaría en 5,7 ºC.
Además, exploró la posibilidad de que las emisones humanas de CO2 pudieran
causar un calentamiento global, pero estimó que gran parte de las emisiones debieran
ser removidas por disolución en el océano. Fotografías U.S. Geological Survey (USGS) Landsat Missions Gallery; “Beaufort Sea ice experiences unusually early breakup”; Departamento del Interior de EE.UU. / USGS y NASA. UN PLANETA QUE SE DERRITE. El hielo en el Mar de Beaufort, frente al Océano Ártico,
sufrió fracturas y rupturas significativas a mediados de abril de 2016 y no a
fines de mayo, cuando esto suele ocurrir. Los especialistas en hielo de la
NASA atribuyen el cambio a temperaturas del aire inusualmente cálidas durante
los primeros meses del año y a los fuertes vientos causados por un sistema de
alta presión estancado en el área. La imagen de la izquierda es de abril de
2015 y la otra de un año después. Sin embargo, no contempló que las emisiones de CO2 se
incrementarían rápidamente y que el CO2 puede permanecer por más de cien años
en la atmósfera, por lo que solo el 20% de las emisiones de CO2, desde el
comienzo de la revolución industrial hace más de 150 años, se han disuelto en
el océano. En consecuencia, su acumulación podría llevarnos a un
calentamiento progresivo. Tuvieron que pasar más de 100 años hasta que los
descubrimientos de Arrhenius fueran tomados seriamente. Esto se produjo una
vez que fuimos capaces de medir la concentración y la acumulación del CO2 en
la atmósfera. Esto sucedió en 1958, cuando Charles Keeling desarrolló un
método para calcularla y demostró que este se incrementaba debido al uso de
combustibles fósiles. Un mayor conocimiento del ciclo del carbono nos ha permitido
realizar las primeras proyecciones de la acumulación de este en la atmósfera
y, por lo tanto, del calentamiento del planeta. Así se ha comprendido, por
ejemplo, la bomba biológica en el océano por medio de la cual los
microorganismos fotosintetizadores capturan carbono, el cual luego es
depositado en las profundidades del mar. También el rol de la deforestación
en generar los grandes flujos del carbono, que estaba capturado en los
árboles, hacia la atmósfera. Junto a estos avances científicos, hubo desarrollos
tecnológicos claves, como el lanzamiento de los primeros satélites de
observación metereológicas en la década de los 60 y la elaboración de
computadores que permitieron modelar el clima global. El surgimiento del
movimiento ambiental en la década de los 70, asociado al reconocimiento de la
disminución de la capa de ozono y la lluvia ácida, llevó a una evaluación de
los problemas ambientales globales. En 1970 y 1971 se realizaron estudios en preparación de la
conferencia de las Naciones Unidas de 1972, acerca de la humanidad y el
ambiente, que pusieron el acento en el impacto del hombre sobre el clima y en
el relevamiento de los problemas ambientales, entre los cuales figura la
amenaza del calentamiento del planeta. La necesidad de contar con una evaluación
exhaustiva y coordinada al respecto se materializó con la creación de
distintos foros, informes y convenciones que desembocaron en la creación, en
1988, del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus
siglas en inglés), bajo el auspicio del Programa de las Naciones Unidas para
el Medioambiente (UNEP, por sus siglas en inglés) y de la Organización
Metereológicas Mundial (WMO, por sus siglas en inglés). El IPCC elabora evaluaciones periódicas sobre la evidencia
científica respecto del cambio climático, sus bases físicas, sus implicancias
y futuros riesgos, así como la identificación de opciones de mitigación y
adaptación. El primer reporte del IPCC en 1990 fue discutido en la Asamblea
General de las Naciones Unidas, en esta se acordó generar una propuesta para
la implementación de una Convención Marco para el Cambio Climático (FCCC, por
sus siglas en inglés) para ser evaluada en la Conferencia de las Naciones
Unidas sobre el Ambiente y el Desarrollo o Cumbre de la Tierra, que se realizó
en Río de Janeiro (en 1992). La propuesta fue adoptada y entró en vigencia en
1994, estipulando que los países signatarios se reunirían anualmente (en
asambleas conocidas como Conference of the Parties o COP) para evaluar los
progresos en las medidas para lidiar con el cambio climático, la primera de
las cuales tuvo lugar en Berlín en 1995. Desde esa fecha, se han implementado
distintos mecanismos para fomentar la acción colectiva de los países con el
fin de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Desde el fallido
protocolo de Kioto en la COP3 hasta el Acuerdo de París en la COP21, cuyo
objetivo es asegurar un calentamiento bajo los 2 ºC y hacer esfuerzos para
que este sea, a lo más, de 1.5 ºC, las naciones han sido llamadas a tomar acciones
antes del 2020. La COP25 que se llevará a cabo en Chile puede marcar un hito
para tomar acciones concretas respecto del calentamiento del planeta y la
crisis climática que enfrentamos. Es tiempo de actuar y de adoptar decisiones
relevantes y transformadoras. Gráfico que muestra la contaminación desde la revolución
industrial UN DESAFÍO MAYÚSCULO El cambio climático es una de las mayores amenazas que
enfrenta la sociedad moderna y es un enorme desafío social, científico,
técnico, político, ético y filosófico. Es una oportunidad para pensar el
fenómeno humano, de constatar que somos parte de los ciclos naturales y que
los cambios que generamos en ellos ya nos están afectando, y que podrían
impactar muy severamente los soportes que hacen posible nuestra calidad de
vida en el planeta. Es tiempo de reflexionar sobre las problemáticas que tiene la
sociedad actual. De entender cabalmente el fenómeno del cambio climático. La
crisis ambiental se puede revertir, pero para ello se requieren acciones a
nivel individual, como modificar nuestros hábitos de consumo, a nivel de las
empresas y los gobiernos; se requiere migrar hacia una matriz productiva
neutral en carbono; fomentar una agricultura que minimice el uso de
fertilizantes nitrogenados y limite así las emisiones de óxido nitroso;
desarrollar una ganadería que reduzca las emisiones de metano y propiciar una
empresa forestal que potencie la captura y secuestro de carbono, y minimice
sus efectos sobre el ciclo del agua y los incendios forestales. Parte de la respuesta está en las llamadas soluciones basadas
en la naturaleza. Estas implican un gran desafío tecnológico y, sobre todo,
cultural. Tenemos que propiciar un cambio radical en la manera en que
desarrollamos nuestras actividades agrícolas, ganaderas y forestales, y en
cómo generamos energía para nuestros procesos industriales. Somos parte de la naturaleza y como cualquier otra especie,
nuestro destino está unido al del planeta Tierra. Esperamos que este hito de
la COP25, que ya se aproxima, sirva al propósito de comunicar el desafío
global que el cambio climático significa para Chile y, en especial, de cómo
podemos mitigar sus efectos, y adaptarnos a aquello que no podemos reducir.
Eso implica conocer cuáles son los probables escenarios futuros e impactos del
cambio climático sobre nuestra economía, infraestructura, seguridad
alimentaria, acceso a recursos fundamentales como el agua, los recursos
marinos y las contribuciones que los ecosistemas nos proveen, y que permiten
que podamos seguir prosperando como sociedad. TIEMPO DE CAMBIO.
Debemos modificar la forma en que generamos energía para
nuestros procesos industriales. Es tiempo de reflexionar sobre la existencia
humana, de constatar que somos parte de los ciclos naturales y que los
cambios que generamos en ellos ya nos están afectando. |
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TURISMO: Cosmología Diaguita La cosmogonía diaguita está basada en el principio de
dualidad, según el cual el universo se halla partido en dos polaridades
fundantes: lo alto y lo bajo (cielo y tierra) y en lo femenino y lo
masculino. Esta división está auto contenida en el mundo, en todas las cosas
del mundo. El Creador, contiene esta dualidad, él es macho y hembra a la vez,
y su auto cópula es la que genera a la humanidad. Todas sus creaciones son
macho y hembra, la humanidad, los animales, las plantas, las piedras.
Sin la unión de los
sexos, el mundo no tiene movimiento. Así, el Mundo que es orden y cosmos,
autocontiene el caos de manera potencial, y es ahí, en esa tensión donde al
hombre le ha tocado vivir, y es su tarea evitar que ese equilibrio se
quiebre.
La Madre tierra o Pachamama que da alimento y vida también puede transformarse en enemiga y producir cataclismos o enfermedades. A ella le dedicaban sacrificios de sangre y la ofrenda del primer trago, el primer bocado y el primer fruto de la recolección. A la lluvia que riega
los sembradíos, pero que puede llevar inundaciones, le ofrecían sacrificios
en sus lugares construidos a tal efecto, denominados zupca, que
estaban a cargo de los chamanes, sacerdotes especiales que también eran médicos. Adoraban como las demás culturas andinas al Sol que calienta en invierno es el mismo que seca los campos en verano, el trueno y el relámpago. El Jaguar Venerado por su poder,
el Jaguar animal de connotaciones sobrenaturales se convirtió en una figura
emblemática, por su color y su vigor se lo asociaba al Sol. Pensaban que
los uturuncos eran hombres
transformados. Se lo consideraba la
representación de la esencia misma de la vida y las fuerzas de la naturaleza.
En la selva es el máximo predador; con sus mandíbulas y sus colmillos
–omnipresentes en el arte precolombino– pone término a la larga cadena de
transformaciones alimentarias, extrayendo así y almacenando la sustancia
vital de todas las otras formas vivientes. Se comprende entonces la
trascendencia de la caza o del dominio de un jaguar. Lo que se persigue no es
por cierto su carne, sino su poder. Sin embargo, el Inca Garcilaso cuenta que
los Incas "se dejaban matar" por él cuando lo
encontraban y en general no lo cazaban. Ya en el período
cultural Aguada (650 d. C. - 900), se evidenciaba la obsesión por el felino
en numerosos objetos de uso ritual, como cerámica, discos y hachas de bronce,
telas, tallas de piedra y madera, morteros, tabletas para cebil y pipas. Funeraria Cuando un diaguita se hallaba enfermo y próximo a morir, sus parientes lo velaban en medio de copiosas libaciones. Esto lo entendían como una defensa de las fuerzas malignas que le amenazaban. Las ceremonias del entierro duraban ocho días y luego se quemaba la casa para impedir su regreso. Como para ellos sólo existía la muerte violenta, todo fallecimiento se suponía provocado. El alma se convertía en
estrella, la intensidad de su brillo dependía de la grandeza de cada ser. Las imágenes tomadas de "Las Sepulturas de los Indios Diaguitas Chilenos" de Francisco Cornely, muestran distintos tipos de sepultura, la inferior izquierda es el boceto de uno de los seis enterramientos encontrados con el cadáver en posición extendida bajo el cuerpo de una llama, acompañado por otras ofrendas. A la derecha, el
difunto es colocado en el agujero de un árbol. Según los cronistas lo
lloraban "un día entero". Fuentes: Reflejos de la cosmovisión
originaria. Arte indígena y chamanismo en el Noroeste argentino prehispánico. Nuestros paisanos los
indios. Carlos Martínez Sarasola. Emece. 2005 Videos sobre: Astronomía y Cosmovisión
MAPUCHE https://www.youtube.com/live/1MJvYdBgDOw?feature=share 1.00.54 Charla Astronomía
Mapuche https://www.youtube.com/live/6NfT2FF9R_o?feature=share 1.05.05 |
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